sábado, 15 de junio de 2019

UN TESTIMONIO SOBRE LA OPERACIÓN GEORGETTE (ABRIL DE 1918)

“ El jefe de la batería me dijo que mi destino era ser observador para un grupo, lo que significaba que iba a tener que seguir justo detrás de la infantería al ataque e instalar líneas telefónicas de campaña con las que mantener a la artillería informada de lo que sucedía en el frente (…) Dormí unas pocas horas antes de desplazarme a la línea más avanzada, en torno a las 3.00 horas. Nos movimos en plena oscuridad y mientras mi escuadra ( dos suboficiales y seis soldados ) marchaban hacía el frente tropecé y caí en el cráter de un proyectil. A las 4.00 horas llegamos al refugio. La infantería que se suponía que debía llevar a cabo el ataque había llegado esa misma noche, procedente de Lila. A las 4.15 horas nuestra artillería había iniciado un tremendo fuego de barrera contra las baterías británicas (…) 

Poco después de las 8.45 horas salgo de mi posición y me pongo a extender un cable hacia nuestras líneas de piquetes (…) Por fin aparece la infantería alemana, por la izquierda, y empieza a ocupar la trinchera enemiga desde un extremo. Sigue un animado intercambio de fuego, durante el cual la posición británica queda despejada. La cruzamos con rapidez y pronto alcanzamos la segunda trinchera. Vemos a los primeros heridos, los primeros prisioneros y también los primeros muertos. De todas partes nos llega el sonido vivaz de las ametralladoras. Me sorprende que las fortificaciones inglesas no estén bien construidas, las veo descuidadas y carentes de refugios de cemento. Sigo el “sendero de fuego” hacía Fleurbaix, y pronto me encuentro con los primeros alemanes muertos, tirados junto a la carretera. Aquí hay un puesto de observación de los Tommies que una vez más, no está muy bien construido, pero observo que su cable telefónico es de mejor calidad que el nuestro. Hay niebla y resulta difícil ver algo. Una y otra vez enchufo mi teléfono para enviar mis informes. La infantería sigue ocupada, aquí y allá, los nidos de ametralladoras enemigos nos incomodan un tanto, pero en general todo va bien. Con frecuencia me encuentro con un fuerte olor a gas y todos los muertos ingleses llevan puestas las máscaras.”

Teniente Rudolf Scholder, 37º batallón de artillería.

FUENTE: Testimonios de la "Grosse Schlacht von Frankreich" de Robin Schafer. Revista Desperta Ferro Contemporánea, Nº 26.