lunes, 18 de enero de 2021

LA MOVILIZACIÓN DE HITLER 1914

Millones de europeos, tanto berlineses como marselleses, vieneses y bruselenses sentirían, aquellos días, idénticos impulsos de fervor. ¡ A Berlín! Gritarían los franceses; ¡ A París!, exclamarían los alemanes. En aquellos momentos, el mito de la Patria hubiese hecho a cada obrero encaramarse hasta la cima de la chimenea de su fábrica, y a cada campesino a la cúspide de su campanario. Pero en Hitler, fue mucho más que una manifestación apasionada, fue el estallido de una convicción. Al fin, gracias “gracias a la guerra, la comunidad de los germanos, divididos en alemanes y austríacos, iba a recuperar su unidad. Austria conseguiría lo que siempre he sentido”, escribe, “iba a despojarse, al fin, de su ganga austríaca”.

Normalmente, Hitler no debió ser soldado. Había estado tuberculoso mucho tiempo. Unos meses antes de la guerra, el 5 de febrero de 1914 fue declarado inútil para el servicio militar: “no apto para servicios armados y servicios auxiliares. Demasiado débil. Inútil”.

Esto le sentó muy mal. El 3 de agosto de 1914, suplicó en carta, al rey de Baviera Luis III, que le permitiera alistarse como voluntario. Hacían falta soldados. No hubo titubeos. Al día siguiente era aceptado.

Cuando en el 62º batallón de Reserva del 22º regimiento de infantería Bávara, se le entregó el fusil, él lo miró “con el mismo placer que una mujer contempla joyas”, indicó su camarada Mend.

Unas horas antes de la gran partida, exclamó: “ Me siento terriblemente feliz”.

El 20 de octubre de 1914, el tren que le llevaba al combate , bordeando el Rin. Pasó bajo la enorme estatua de Germania. Hitler, junto a sus camaradas, entonó el viejo canto de combate :”Wacht an Rhin”.

 

 FUENTE: DEGRELLE, LEÓN. "HITLER. LA MARCHA HACIA EL REICH 1918-1933" BARCELONA 2006