lunes, 4 de agosto de 2014

INTERCAMBIO DE NOTAS DISCREPANTES ENTRE FALKENHAYN Y HINDENBURG EN EL OTOÑO DE 1915, A PRÓPOSITO DE LA PRIORIDAD DE FRENTES ( 2º parte )



Con todas las consideraciones debidas a la persona del Comandante en Jefe, cuyo nombre esta asociado en el pueblo alemán con las victoria de Tannenberg, y a los sentimientos que prevalecían en su cuartel general, tras los resultados de las operaciones en torno a Vilna, era imposible para el Jefe de Estado Mayor permitir que estos comentarios pasaran sin una réplica terminante.

Esta discurrió como sigue:


“Lamento mucho que su Excelencia considere  el momento actual adecuado para explicaciones de acontecimientos del pasado, los cuales carecen de importancia ahora; no tendría problema en refutar sus declaraciones, si concernieran solamente a mí persona.

Pero puesto que afectan como críticas de órdenes emitidas por el AEM, las cuales, como es bien sabido, se aprueban en todos los casos importantes con el previo consentimiento de Su Majestad, me veo infelizmente a hacerlo así.  Que su Excelencia este de acuerdo con los puntos de vista del AEM no es la cuestión, una vez que una decisión ha sido tomada por Su Majestad. En este caso cualquier parte de nuestras fuerzas tiene que adaptarse incondicionalmente al AEM.

Durante las hostilidades, el traslado de fuerzas desde vuestra área a lugares donde la presión este haciéndose sentir no es una hazaña precisamente puesto que tiene lugar bajo la indicación del AEM, él cuál es el único capacitado para semejante acción.



Lo que su Excelencia dice acerca de las expresión `error´ usada por mí en la correspondencia telegrafiada concerniente a la transferencia del 11º cuerpo de ejército no es correcto. Consideré un error enviar 2 divisiones a una estación en la cual solamente 15 trenes podían ser manejados diariamente, y deje claro que una orden semejante no había procedido de mí.


Que operaciones tiene su Excelencia en mente en su esfuerzo por estigmatizar  “el plan de campaña escogido en verano” no me queda claro. 

El ataque del Grupo Narew puede difícilmente ser puesto en tela de juicio, puesto que su Excelencia admitió personalmente en Posen que era más un asunto de sentimiento, si las operaciones del Narew o el Niemen eran decididas. Tras las abundantes experiencias del último invierno, en cualquier caso, no estoy en disposición de confiar en los sentimientos de aprecio de otras personas  respecto a mis propuestas, pero debo depender solamente de mis propias convicciones, que consideraron las operaciones del Narew como las más oportunas.

Podría solamente referir la oposición a vuestra última propuesta para vigorizar el ala izquierda de vuestro Grupo de Ejércitos con refuerzos de Mackensen y Woyrsch. Pero esto dependía de dos requerimientos previos que probaron ser completamente infundados.

No dudo en decir hoy que la aceptación de vuestra propuesta habría sido desastrosa para nosotros. Prueba directa de esta falsedad encontramos el hecho irrefutable de que, si nosotros hubiéramos aceptado la propuesta, nunca habríamos estado en disposición para transferir a tiempo esas fuerzas que eran urgentemente requeridas en el frente Occidental. Cualquier examen de la situación desde el punto de vista de tiempo y distancia, con la debida atención a la condición de los ferrocarriles y otros sistemas de transporte, prueba esto más allá de cuestión.

Es verdad que su Excelencia parece haber sido informado de estas condiciones tardíamente. De otra manera repetidos y urgentes requerimientos para el despacho del 10º cuerpo de ejército habría sido bastante incomprensible.

Puedo deducir justificaciones indirectas para mi punto de vista a partir del curso de las operaciones al sureste de Vilna. Exactamente lo que yo temía y pronostique  tuvo lugar allí. Uno no puede esperar para asestar un amplio y mortífero golpe, por medio de un movimiento envolvente contra un enemigo que es numéricamente superior

al que no le importa los sacrificios de territorio y población, y, encima, tiene la extensión de Rusia y buenos ferrocarriles detrás de él; y particularmente un movimiento envolvente sobre el frente principal, en el curso del cual grandes secciones de las tropas propias no estarían disponibles para la acción, mientras marchan hacia sus puestos. La sorpresa requerida para el éxito es, como esta guerra ha demostrado frecuentemente, nunca es lo suficientemente amplia como para prevenir al enemigo de tomar contramedidas a tiempo. 


Aunque claro esta es posible infligir daño lo bastante importante sobre semejante enemigo según nuestros propósitos manteniendo contacto con él a lo largo del frente y de este modo prevenir que desplace sus tropas; así, tomarle por sorpresa en un punto bien elegido y con fuerzas comparativamente débiles pero fuertemente conectadas para amenazar en profundidad sus líneas. Ejemplos de esto los proporcionan las campañas de Woyrsch y Mackensen y también las tácticas de Gallwitz en Prassnyscz.


Una oportunidad similar fue, en mi opinión, recientemente ofrecida a su Excelencia en Orany.


Si, a pesar de mi actitud hacia vuestras operaciones yo no propuse a Su Majestad interferir, sino que las apoyé de todas modos, la razón para ello debe ser encontrada en mi respeto por las convicciones de otras personas en tanto no amenacen con dañar el conjunto de las operaciones; y porque es imposible medir con matemática precisión el contenido de cualesquiera operaciones que son emprendidas con la energía usual en semejantes casos.


Informaré a Su Majestad de los escrúpulos que su Excelencia levanta contra el  repliegue de las 2 divisiones. Debo rehusar traer los puntos restantes de vuestro telegrama al conocimiento del Káiser, porque no conciernen a auténticas consideraciones de pasados acontecimientos, acerca de los cuales, por consiguiente,  no es mi intención en ningún caso atosigar al Supremo Señor de la Guerra en estos difíciles días”.


  FUENTE:  "EL ALTO MANDO MANDO ALEMÁN Y SUS DECISIONES MILITARES 1914-16", ERICH VON FALKENHAYN, 1920

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