"Finalmente, no debe ser olvidado que el soldado
alemán en el frente Occidental está en su derecho a exigir el máximo crédito al
asegurar que los refuerzos desde el Este tuvieran la ocasión de llegar a
tiempo. Su maravillosa resistencia en las lastimosamente despedazadas
posiciones en Flandes y Champaña conjuró el peligro de que los refuerzos
alcanzaran la línea del frente demasiado tarde.
A pesar de la muerte y el terror el soldado se
mantuvo firme, de acuerdo a sus consignas de combate, hasta el punto que tuvo
que resistir en incontables casos incluso cuando no quedaban oficiales o
suboficiales que los lideraran con su ejemplo. No contento con eso, él ataco
con magnífico autosacrificio contra las masas enemigas que surgían a su
alrededor sin pausa. Así se formaron firmes islotes e islas en el mar de
destrucción creado por la artillería enemiga. Contra ellas, las primeras
oleadas de los asaltos de la infantería enemiga fueron rotas, pero las masas
que les seguían presionaban hacia delante sin cesar. Bloques y grupos de
formaciones de hombres, en los cuales la artillería alemana abría tremendas
grietas, haciendo imposible mantener el orden. Los refuerzos enemigos
fracasaron. Cuantos más hombres traían,
más empeoraba su situación. La ofensiva se ahogó en su propio gigantismo.
Ningún idioma puede ser lo suficientemente enérgico
para describir los prodigios de las tropas alemanas en la Champaña en aquellos
días. Todas las grandes gestas hechas en
la guerra palidecían al lado de su heroísmo."
FUENTE: ERICH VON FALKENHAYN "EL ALTO MANDO ALEMÁN Y SUS DECISIONES MILITARES 1914-1916" CAPÍTULO VII, MADRID 2017