domingo, 19 de octubre de 2014

LA DECISIÓN DE RETRASAR EL ATAQUE EN LA MARGEN OCCIDENTAL DE VERDUN



El afilado, acusado ángulo formado por el frente noreste del enemigo del blindado fuerte de Douaumont ofrecía posibilidades de cerco externo como raramente pueden ser encontrados en una posición de guerra. Había también la esperanza de poder mantener la importante ventaja de producir efectos envolventes a medida que la operación progresase.



El peligro que nosotros encontraríamos en la margen este del Mosa, estando bajo un molesto fuego de artillería, de largo alcance y de flanqueo desde la margen occidental fue asumido.



El peligro podía ser minimizado solamente empujando hacia delante las posiciones exteriores, y por ello, mediante un ataque sobre ese lado. Para esto no teníamos disponible sino una fuerza relativamente pequeña, como los cálculos enunciados más arriba mostraron, Era muy dudoso que esta fuerza, si aguardaba al principio del asalto en la margen oriental, o si hacía su ataque incluso antes, encontrara el éxito. Para ello habría tenido que tomar frontalmente por las bravas una fuerte y bien construida posición, ocupada por un enemigo superior en potencia, y aún más, a lanzar la incursión sobre un frente muy estrecho. Para colmo el estado de la tierra no era nada favorable para operaciones en la margen occidental. Si el ataque fallaba aquí, había peligro de que la exposición de nuestro flanco en la margen oriental presumiblemente sería permanente, puesto que no teníamos tropas para repetir la tentativa.


Las condiciones para el ataque occidental podría ser materialmente mejoradas si venía después del ataque al este del río. Nosotros podíamos ciertamente contar con un gran triunfo inicial para nuestra potente acción en la oriental. Sus efectos debían hacerse sentir en la otra margen, al obligar a los franceses, a fin de contenernos, a usar las tropas de la margen oeste más cercanas a la línea. Consecuentemente, un cierto debilitamiento se podía esperar allí. Más importante todavía, aparecía la posibilidad, incluso si nuestro ataque sobre la margen oriental resultaría en un avance de unos pocos kilómetros, de flanquear la más adelantadas líneas francesas al oeste del Mosa. Esto estaba calculado para hacer el ataque al oeste del río mucho más fácil. El Jefe del Estado Mayor decidió por esta razón que el ataque occidental empezaría más tarde que el ataque principal. Ese arreglo tenía la virtud futura de que las tropas previamente dispuestas para ampliar en la operación del oeste del río no estaría ya atadas al terreno, y estarían por tanto disponibles para el caso de una hostil ofensiva de distracción en otra parte del frente. Todas las experiencias previas mostraba que semejantes ofensivas de diversión debían siempre ser tenidas en cuenta.

FUENTE: "EL ALTO MANDO ALEMÁN Y SUS DECISIONES 1914-16" de Erich von Falkenhayn

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