El afilado,
acusado ángulo formado por el frente noreste del enemigo del blindado fuerte de
Douaumont ofrecía posibilidades de cerco externo como raramente pueden ser
encontrados en una posición de guerra. Había también la esperanza de poder
mantener la importante ventaja de producir efectos envolventes a medida que la
operación progresase.
El peligro
que nosotros encontraríamos en la margen este del Mosa, estando bajo un molesto
fuego de artillería, de largo alcance y de flanqueo desde la margen occidental
fue asumido.
El peligro
podía ser minimizado solamente empujando hacia delante las posiciones
exteriores, y por ello, mediante un ataque sobre ese lado. Para esto no
teníamos disponible sino una fuerza relativamente pequeña, como los cálculos
enunciados más arriba mostraron, Era muy dudoso que esta fuerza, si aguardaba al
principio del asalto en la margen oriental, o si hacía su ataque incluso antes,
encontrara el éxito. Para ello habría tenido que tomar frontalmente por las
bravas una fuerte y bien construida posición, ocupada por un enemigo superior en
potencia, y aún más, a lanzar la incursión sobre un frente muy estrecho. Para colmo el estado de la tierra no era nada favorable para operaciones en
la margen occidental. Si el ataque fallaba aquí, había peligro de que la
exposición de nuestro flanco en la margen oriental presumiblemente sería
permanente, puesto que no teníamos tropas para repetir la tentativa.
FUENTE: "EL ALTO MANDO ALEMÁN Y SUS DECISIONES 1914-16" de Erich von Falkenhayn
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