viernes, 5 de agosto de 2016

ARTÍCULO PERIODÍSTICO NARRANDO LA VISITA DEL U-35 AL PUERTO MURCIANO DE CARTAGENA EL 21 DE JUNIO DE 1916

LA ACCIÓN

Una carta del Káiser
Submarino alemán en Cartagena
Visitándole
Cartagena, 22 (10 m.). La población entera ha estado pendiente de la llegada del submarino alemán. Miles de personas han ido al puerto, y luego, en pequeñas embarcaciones, se han trasladado a las aguas inmediatas al submarino. 
FOTO (NO INCLUIDA EN EL ARTÍCULO CITADO). VECINOS DE CARTAGENA SE ACERCAN CURIOSOS AL U-35
El comandante, galantemente, autorizó a visitar el buque; pero en vista de la aglomeración de gente tuvo que revocar la orden, pues no podía complacer a todos. Sin embargo, fueron muchos los que recorrieron el submarino. Este lleva cuatro tubos lanzatorpedos y cañones de tiro rápido sobre cubierta. Tiene cuatro periscopios, dos de ellos armados y dos de reserva. Además lleva instalación de telegrafía sin hilos a bordo. La tripulación usa uniforme de tela impermeable color gris. La oficialidad va vestida de blanco.  El comandante y todos los oficiales están condecorados con la Cruz de Hierro.


FOTO ( NO INCLUIDA EN EL ARTÍCULO CITADO). EL U-35 JUNTO AL VAPOR "ROMA"

Sus hechos
El submarino «U-35» tiene una larga historia de guerra. Fué el primero que forzó el Estrecho de los Dardanelos, mereciendo por esto la recompensa de la Cruz de Hierro. También obtuvo otra recompensa por la defensa que hizo de un transporte turco al ser atacado por un crucero inglés, echando a pique a éste.

Devolviendo visitas
 Las autoridades españolas han devuelto a la oficialidad alemana la visita que ésta les había hecho. Fueron recibidos con los honores de ordenanza, mostrándose los alemanes sumamente agradecidos por las atenciones recibidas. La colonia alemana ha visitado el buque, fraternizando con la tripulación. La señora del cónsul alemán llevó flores a bordo, obsequiando con ellas a los tripulantes. ¿Le esperan? Se asegura que fuera de las aguas internacionales hay varios buques franceses o ingleses, que esperan a que salga el submarino, con intención de darle caza

Paseando
Al caer la tarde, el comandante del submarino ha, paseado por la población, acompañado por el cónsul, recibiendo pruebas inequívocas de simpatía, a las que correspondía él saludando. A las once de la noche llegó un tren especial procedente de Madrid, en el que venían el secretario de la Embajada alemana, su señora y otro personaje. Inmediatamente se trasladaron a bordo del submarino. Durante toda la noche se ha visto desde tierra el reflejo de las luces de reflectores en alta mar, sospechando que sean de los buques aliados, que investigan el mar para descubrir al submarino (…)
La salida
A las tres de la madrugada zarpó el submarino alemán, antes habían zarpado dos torpederos españoles para vigilar las aguas jurisdiccionales. El submarino, en contra de los que se creía salió del puerto sin sumergirse. Llevaba las luces encendidas y toda la tripulación se hallaba sobre cubierta. Antes dio varios vivas a España. La gente que se hallaba en el puerto siguió durante largo rato con la vista al submarino, el cual navegaba siempre sobre el mar y con las luces encendidas. Llevaba rumbo Este. El «Cataluña, que estaba preparado, con las calderas encendidas, para acompañar al submarino hasta el término de las aguas jurisdiccionales, recibió orden de no salir.

El agregado naval
Mañana, a las diez, llegará a Madrid el tren especial en donde regresa el agregado naval que fué a Cartagena a cumplimentar a la dotación del submarino y a recoger los pliegos de que era portador el comandante do éste. También regresan los demás súbditos alemanes que fueron a saludar a sus compatriotas. El tren saldrá de Cartagena esta noche. Inmediatamente llegue de Cartagena el agregado naval de la Embajada alemana se entrevistará con el príncipe de Ratibor, y ambos, embajador y agregado, marcharán a La Granja a hacer entrega a Su Majestad el Rey don Alfonso XIII de la carta-autógrafo que le ha dirigido el Káiser Guillermo II. La carta del Káiser Sería ridículo decir que se conoce la carta del Káiser. Viene el autógrafo en pliego cerrado y sellado, con destino a Su Majestad el Rey. y sólo el Monarca sabrá el contenido de la imperial misiva, verdadero documento histórico con que se enriquecerá el archivo de la Casa Real de España. Hay quien supone que del documento puede tener noticia el Gobierno responsable, si se habla en él de asuntos que afecten a la vida internacional; pero hasta el momento de escribir estas líneas puede afirmarse que a nadie le es da.do poder decir lo que en la carta del Káiser se consigna, aparte la natural expresión de gratitud por el recibimiento hecho a los alemanes de Camerones. Pero no es posible evitar que el público, siendo ésto hoy el único tema de comentarios, deduzca unas veces y fantasee otras, hasta el extremo de dar por sabido lo que escribió en el pliego la augusta mano de Su Majestad imperial. Prescindamos de las fantasías descabelladas y atengámonos sólo a lo que dicen los que discurren con lógica. Creen éstos—y nosotros nos limitamos fi recoger lo que hemos oído—que, después de tan largo tiempo de incomunicación postal entre España y Alemania, la misiva del Káiser no puede limitarse a un saludo, y creen también que habiendo hecho el submarino alemán un viaje exprofeso a puerto español, sin más finalidad, por lo visto, que traer ese saludo, se habrá aprovechado la ocasión para traer otros pliegos comunicando impresiones sobre la situación internacional y sobre nuestra especial situación de neutrales, que en Alemania se ve con simpatía, siempre que la neutralidad sea un hecho, y que a ese hecho, ,de fuerza popular indiscutible, atemperen su conducta los gobiernos. En resumen: que hay quien concede a la carta del Káiser una gran importancia internacional en estos instantes, mientras que otros estiman que sólo es importante por venir de quien viene, por estar destinada don Alfonso XIII y por haberse utilizado para su envío un correo tan extraordinario, cuyo viajo heroico vino a demostrar que no estamos aislados de los imperios centrales, como se creía hasta ayer. Nosotros nos limitamos  a  recoger las dos creencias.



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