miércoles, 17 de septiembre de 2025

EL ULTIMÁTUM A ALEMÁN A BÉLGICA 2 DE AGOSTO DE 1914

 

LEGACIÓN IMPERIAL ALEMANA EN BÉLGICA, BRUSELAS, 2 DE AGOSTO DE 1914

(MUY CONFIDENCIAL )

Ha sido recibida por el gobierno alemán información fiable referida a que fuerzas francesas se preparan para marchar sobre la línea del Mosa por Givet y Namur. Esta información no deja duda de la intención de Francia de marchar a través de territorio de Bélgica contra Alemania.


El gobierno alemán no puede sino temer que Bélgica, a pesar de su mejor voluntad será incapaz, sin asistencia, de repeler tan considerable invasión francesa con suficiente perspectiva de éxito para proporcionar una adecuada garantía contra el peligro a Alemania. Es vital para la autoprotección de Alemania que se anticipe a cualquier ataque hostil semejante. El gobierno alemán, no obstante, sentiría mayor pena si Bélgica considerase como un acto de hostilidad contra ella el hecho de que las medidas de los adversarios fuercen a Alemania, por su propia protección a entrar en territorio belga.


En orden a excluir cualquier posibilidad de malentendido, el gobierno alemán hace la siguiente declaración:


1º Alemania tiene el propósito de no actuar hostilmente contra Bélgica. En el caso de que en la guerra venidera Bélgica este preparada para mantener una actitud de amistosa neutralidad hacia Alemania, el gobierno alemán se compromete, a la conclusión de la paz, a garantizar las posesiones e independencia del reino de Bélgica al completo.


2º Alemania se compromete bajo las arriba mencionadas condiciones, a evacuar el territorio belga a la conclusión d ella paz.


3º Si Bélgica adopta una actitud amistosa, Alemania esta preparada en cooperación con las autoridades belgas, a adquirir previo pago todo lo necesario para sus tropas, y a pagar una indemnización por cualquier daño que pueda ser causado por las tropas alemanas.

4º Oponiéndose Bélgica al paso de las tropas alemanas, y en particular arrojando dificultades en el camino de su marcha por la resistencia de las fortalezas del Mosa, o destruyendo ferrocarriles, carreteras, túneles o otras obras similares, tendrá que, lamentándolo, considerar a Bélgica como un enemigo.

En este caso, Alemania puede actuar sin obligaciones hacia Bélgica, y el eventual ajuste de las relaciones entre los dos estados deberá ser dejada al arbitrio de las armas.

El gobierno alemán, no obstante, mantiene la esperanza de que esta eventualidad no ocurrirá, y que el gobierno belga sabrá como tomar las medidas necesarias para prevenir la aparición de incidentes como  los mencionados. En este caso, los lazos amistosos entre los dos estados vecinos crecerán más fuertes y duraderos.

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